No existen reglas cuando se trata de tener éxito

Así parece resumirse lo que está sucediendo con la industria cinematográfica de Hollywood.

El mercado empieza a funcionar de otra forma. Las películas que siempre aseguraron taquilla ya no lo hacen. Y hay nuevos fenómenos que sorprenden, hacen números y hacen creer que la industria está cambiando. Ir al cine es otra cosa.

Después de todo, el entretenimiento y la forma de consumo (es necesario hablar de consumo sí) del cine viene cambiando y cada vez de forma más acelerada.

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Ya es sabido que desde el 2020 (le echamos la culpa de todo al 2020) la industria del entretenimiento cambió. Hablemos principalmente del cine: teníamos más tiempo para ver cosas, nos dábamos vuelta Netflix, y no se podía ir a las salas de cine.

Es cierto que lo que hizo la pandemia fue acelerar un proceso que ya se venía dando. Con las plataformas de streaming (plataformas que tienen contenido a disposición para ver en internet) y el acceso que permite internet en general, la necesidad de ir a ver cine a las salas disminuyó. (Además de sumarle los altos costos de las entradas, la gran oferta de series de buena calidad y otros tantos entretenimientos que compiten con la ida (y los costos) de ir al cine.)

Estos factores cambiaron cómo vemos cine. Y cómo vemos cine, cambió la oferta de las salas de cine. (Sin hablar de la cantidad de salas con películas dobladas al español en relación a las que son en idioma original.)

Desde antes de la pandemia ya estaban cambiando las tendencias. Las películas de superhéroes no estaban siendo mega exitosas como solían serlo. El público iba a ver más películas de terror - el género cobró más predominancia en su producción más independiente y artística. Se empezaban a crear eventos-funciones de cine (exhibiciones especiales con fiestas, o funciones temáticas, por ejemplo).

2023: ¿el año de la vuelta a las salas?

Este año se pusieron otras cartas sobre la mesa.

Primero, el fenómeno Barbenheimer que salió incluso mejor de lo previsto: Barbie batió récord de venta de entradas para una película de directora y fue una de las más vendidas de la historia; Oppenheimer logró mejores números que nunca considerando el género y el nicho de sus audiencia. Ya habíamos hablado en el primer número de Ojos de cine de la apuesta que habían hecho los estudios al aliarse para hacer una estrategia de estreno en simultáneo - mismo día, funciones dobles - resultando en este efecto favorable para ambas partes. Parece que todo el mundo fue al cine vestido de rosado.

Y ahora hay un nuevo fenómeno (que si hay Swifties en la sala van a entender de qué hablamos) que cambia las reglas del juego. Las condiciones siguen cambiando, las propuestas se van ajustando a las necesidades y también se van probando los límites de la industria.

Taylor Swift: The Eras Tour

El largometraje documental de la última gira de Taylor Swift está sacudiendo a la industria de la venta de entradas. Está bien, todo lo que hace TS bate récords; pero además, pudo cambiar las formas de hacer las cosas. Y habrá que ver si hay alguien más que pueda seguir su camino.

Incluso han invitado a que quien vaya al cine esté con el teléfono, se saque fotos, baile, cante, etc. ¿Esto lo hacés normalmente en el cine? Definitivamente, están cambiando las reglas.

Una de las particularidades de este estreno, y por qué está siendo tan polémico - más allá de que todo lo que hace Taylor es carnada para la prensa - es que fue a negociar directamente a las exhibidoras su acuerdo de exhibición.

En este caso: con AMC Theaters, una de las cadenas de cine en Estados Unidos más reconocidas. Esto implica eludir las distribuidoras y saltear un intermediario. Y, en principio también, no invitaron a las plataformas a la fiesta.

La cuestión es: ¿por qué exhibir este tipo de documental en una sala de cine?

Usualmente, y últimamente, este tipo de contenido va directamente a plataformas. Pero este caso es diferente.

Por otro, las salas necesitan que la gente vaya al cine y compre entradas. (Un año después de la pandemia, un 50% aún no había vuelto al cine, y se estima que un 8% no va a volver.)

Y con el conflicto de los escritores y actores, las películas que estaban en calendario para estrenarse a esta altura del año, no están estrenando (pasaron al 2024). Considerando que siempre octubre es un mes difícil para la venta de entradas, este documental contribuyó a compensar. The Eras tour viene a salvar la taquilla. Y comprueba también que no es un tema de audiencias, es un tema de qué se le ofrece al público para que le valga la pena comprar el ticket.

De nuevo, hay que cambiar las reglas: volver atractivo el ir a las salas de cine y que no sea un "me quedo en casa mejor y gasto menos".

Hay un tema más que considerar. Este documental es una película en el sentido de formato y exhibición en salas de cine; no es una producción cinematográfica. Y no es producción tradicional. Lo que también le agrega un punto más al fenómeno: la propuesta es ir al cine a cantar, bailar y sacarse fotos. No es respetar el silencio y la oscuridad de la sala para disfrutar una película en sentidos tradicionales.

¿Por qué pone nerviosa a la industria?

Swift logró un acuerdo sin precedentes con la distribución de su film. Lo que se traduce en un nuevo modelo de negocios que puede llegar a afectar cómo funciona la industria. Logró saltearse intermediarios y vender muchas entradas.

Veremos qué pasa cuando empiecen a hacerlo más productores y otros proyectos.

Ir al cine

Más allá de las ofertas y la disponibilidad de las plataformas, el ir a ver una película a la salas sigue teniendo un valor diferente. El estar en un espacio oscuro con toda la atención en la pantalla, que no se escuche más que la película y que no haya distracciones, sigue teniendo un valor. Además del encanto de escuchar a otros reaccionar y reírse como uno, o reírse en momento totalmente diferentes.

Es cierto que muchas veces hay películas que no llegan a exhibirse en el cine local y las plataformas (y medios alternativos) las tienen a disposición para que las veamos en casa, en una pantalla de computadora o de celular. Pero la verdad es una: no es lo mismo.

Aprovechemos, mientras podamos, a ir al cine y tratar de reivindicar la asistencia a salas. Para que las salas sigan exhibiendo y para que podamos seguir disfrutando del cine como está hecho: para la pantalla grande.

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